¿Qué tiene que tener un restaurante para convertirse en un imperdible? Una cocina de autor, productos frescos, una experiencia pensada de principio a fin y, en este caso, una estrella Michelin que confirma todo lo que uno vive en cada visita.
Casa Vigil, el restaurante de Alejandro Vigil en Mendoza, es mucho más que un lugar para comer bien. Es una experiencia sensorial que empieza en la huerta y termina en la copa, con platos que sorprenden por su creatividad, equilibrio y estacionalidad.
El menú, a cargo del chef Iván Azar, está inspirado en los productos de cada temporada, lo que le da al recorrido gastronómico una frescura real y palpable. Entre los platos más memorables, destaca la trucha con azafrán —intensa, delicada, perfectamente equilibrada— y un lomo con chocolate que tenía el punto de cocción más perfecto que probé en mi vida.
La armonización de vinos, como no podía ser de otra manera, está a cargo de Alejandro Vigil. Y ahí empieza otro viaje: la posibilidad de probar etiquetas especiales, como el Enemigo 2008 —la primera cosecha de la bodega— o el Gran Enemigo Cabernet Franc 2019, premiado con 100 puntos por James Suckling y Robert Parker, dos de los críticos más influyentes del mundo.
Ubicado en Chachingo, Maipú, entre viñedos y jardines que remiten a los paisajes descritos por Dante en La Divina Comedia, Casa Vigil invita a recorrer su propuesta en distintas etapas, con espacios intervenidos por arte, música en vivo y un ambiente cuidado al detalle. El restaurante ofrece distintas experiencias —de menú por pasos a almuerzos a la carta— y recibe tanto a locales como a turistas de todo el mundo que llegan en busca de lo que ya es una referencia indiscutida en la escena gastronómica argentina.
Si estás en Mendoza, no podés dejar de reservar tu lugar en Casa Vigil: una combinación perfecta de sabores, aromas y cultura que eleva cada visita a un recuerdo inolvidable.
Las fotos de este artículo fueron tomadas con un Moto G54 5G de Motorola Argentina




















