Palermo es, sin dudas, mi lugar favorito en Buenos Aires. Un barrio que podría estar en cualquier ciudad del mundo, pero que no pierde la impronta argentina. Varias manzanas -cada vez más, por cierto- con calles adoquinadas, las más lindas tiendas, plazas con ferias de artesanos, buenos bares y una excelente oferta gastronómica. Y tiene un hotel boutique que hace honor a su nombre: “Palermitano”, by Don, refleja el alma del barrio y tiene un restaurant de comida fusión de los más ricos que probé.
La ubicación, en Uriarte entre El Salvador y Honduras, es uno de los puntos fuertes. Desde ahí se puede recorrer toda la zona caminando, tanto de día como de noche, pero también está cerca de las estaciones Palermo y Plaza Italia del subte para quien quiere ir al centro. La decoración está bien cuidada, con detalles que enamoran desde que cruzás la puerta: pisos azulejados al estilo andaluz, y un ascensor, también con mosaicos, en el que resistirse a la foto es casi imposible.
Las habitaciones son modernas, cómodas y limpias, y el servicio es muy bueno, con personal muy atento. Tiene solarium y piscina en la terraza, ideal para una escapada porteña en primavera o verano (me quedé con ganas de zambullirme, pero con las lluvias de abril no hubiera sido una buena idea).
Párrafo aparte para Sipan, el restaurant del hotel, de cocina fusión peruana-nikkei. Un lugar al que mil veces dije “voy a ir”, pero que aún no había probado. La excusa que me faltaba llegó con el cóctel de bienvenida que nos dieron en el checkin: imposible resistirse. Y la comida no sólo no me decepcionó, si no que superó ampliamente mis expectativas. Pescados súper frescos, sabores muy bien logrados, el toque justo de sal y picante (y eso que el rocoto, en sus distintas variedades, está presente en casi todos los platos). De los restaurantes peruanos de Buenos Aires, creo que se convirtió en mi favorito.
Probé el ceviche Maido (de atún, pulpo y palta, sobre un espejo de sweet chilly y bañado en salsa de siracha y coco, con unas batatas caramelizadas IMPRESIONANTES), el tiradito Kon Pasión (un juego de texturas y temperaturas entre el clásico tiradito de salmón con maracuya, acompañado por langostinos flambeados al pisco con salsa de maracuyá y mani), y el Seco de Cordero, que fue una grata sorpresa. Un plato típico del norte de Perú, de cordero cocido por 24 hs a 60 grados en salsa de seco de cordero, sobre una cama de hummus al rocoto acompañado de tamalito verde criollo. Honestamente, un DIEZ.
Buenos Aires tiene muchos lugares para recorrer. Pero Palermitano, se los aseguro, invita a volver.