Santé Brasserie abre sus puertas en el Dique 1 de Puerto Madero con una
idea simple: tomar platos que todos conocemos y llevarlos a un lugar
inesperado. Buena cocina, hecha con precisión y sensibilidad, para transformar lo habitual en algo especial.
La carta nace del espíritu de las brasseries francesas y
americanas pero interpretada desde Buenos Aires con una
mirada contemporánea. No replica recetas: las relee. Cada
plato es un gesto de memoria, una suma de viajes,
experiencias y sabores que fueron quedando en el camino,
llevados a un formato accesible, cotidiano y profundamente
reconfortante.
Aquí las sorpresas no vienen desde la complejidad, sino desde
la ejecución: un Buttermilk con trucha en diferentes texturas
que explota con cada bocado, un Steak tartare que respira
frescura; un Pâté de pato de textura perfecta; una Ensalada
Niçoise que juega con el caos de la clásica; un Cordero
braseado que abraza; pescados a la plancha que dejan
hablar al producto; Risotto de hongos, hamburguesas y
platos pensados especialmente para compartir: Pollito BB y
un Bife de chorizo con hueso madurado 65 días.
Para terminar, una selección de postres que emocionan: Crème brûlée, Tarte
Tatin, Profiterol de avellanas y el Soufflé Santé, todo trabajado y presentado
de manera impecable.
Son platos que no buscan impresionar, buscan crear cercanía, platos que
uno querría volver a comer mañana para disfrutar el mismo o descubrir
algún otro.
Un espacio pensado para que la comida se sienta bien
La arquitectura de Santé está guiada por la luz y por el confort. Tres frentes
vidriados permiten que el sol juegue con las sus reflejos y las sombras
transformando el ambiente a lo largo del día.
El mobiliario, diseñado y construido de manera artesanal en madera maciza de
petiribí acompaña la calidez del salón. Las mesas con sus juegos de doble
curvas y las sillas, una versión contemporánea de las sillas Kennedy con
esterilla, un homenaje a los cafecitos de Paris elaboradas con materiales locales.
La puerta del local y la grilla interior que marca los espacios del salón,
realizadas en Corten, marcan el ritmo del espacio y dejan a la vista la
impactante barra de una cuarcita delicada y atractiva.
Las texturas nobles y el paisajismo integrado completan un espacio que se
siente elegante, moderno y acogedor. Nada sobra. Nada distrae. Todo está
donde debe estar.
Diferentes maneras de vivir Santé: sala, barra y terraza
La sala ofrece la experiencia de una brasserie clásica con la comodidad de la
vida contemporánea: platos abundantes, sabores esenciales, una carta de vinos
para todos y un servicio que acompaña sin invadir.
La barra propone otro ritmo: vinos por copa, coctelería clásica y pequeños
bocados pensados para quienes quieren una pausa más relajada o simplemente
disfrutar del movimiento del dique.
Afuera, las mesas con sombrillas convierten el borde del agua en un lugar ideal
para el happy hour.
Producto, productores y una carta que evoluciona
La cocina se apoya en una selección de proveedores que trabajan con la misma
dedicación que el equipo de Santé. La carta cambia y se ajusta para respetar el
producto en su mejor momento. Todos los panes y su pastelería se producen en
el local.
La carta de vinos —con unas 40 etiquetas entre clásicos y estilos modernos—
acompaña la diversidad del público del barrio: residentes, turistas, amantes del
vino y quienes llegan a descubrir un nuevo lugar.
Una nueva mirada para Puerto Madero
Santé Brasserie viene a ocupar un espacio que no existía: una brasserie
contemporánea, luminosa, honesta, donde la técnica se siente pero no se
expone, y donde cada plato tiene algo que decir sin levantar la voz.
Una cocina que quiere quedarse. Un lugar que quiere convertirse en clásico.
Autoría y dirección conceptual
El proyecto fue creado y dirigido por Fernando Cornicelli, diseñador y viajero,
cuya sensibilidad estética y pasión por la cocina orientan cada decisión del
espacio: desde los platos hasta la luz, desde la vajilla hasta la experiencia
completa.
