La invención argentina que cambia la historia del Polo

Una innovación que redefine la seguridad del deporte

El polo argentino es reconocido en todo el mundo por su excelencia. Sin embargo, detrás de esa perfección hay una paradoja: en más de un siglo, el deporte no había incorporado avances específicos en materia de protección.

En un juego que se desarrolla a más de 60 kilómetros por hora, con caídas inevitables y cuerpos que se mueven junto a caballos de más de media tonelada, la zona cervical sigue siendo el punto más vulnerable. 

Frente a esa realidad nació SPINE, el primer protector cervical diseñado específicamente para jugadores de polo. Una innovación argentina que combina ciencia, diseño e ingeniería para elevar el estándar de seguridad de un deporte centenario.

El proyecto fue creado por Olivia De All, jugadora de polo y diseñadora formada en la Universidad de San Andrés. La idea surgió a partir de una observación de su padre, médico clínico, que solía verla jugar y se preguntaba cómo era posible que, en un deporte tan exigente, nadie protegiera la zona cervical. Esa pregunta quedó resonando en Olivia, que decidió convertirla en un desafío de diseño: encontrar una solución que uniera ciencia, ergonomía y respeto por la dinámica del juego. Si ya existían cascos y chalecos, ¿por qué no había una pieza capaz de proteger el cuello, una de las zonas más delicadas del cuerpo? 

A partir de esa pregunta comenzó un proceso de desarrollo interdisciplinario que involucró a especialistas en diseño industrial, ingeniería biomédica y medicina. El trabajo fue supervisado por el Dr. Juan Gottlieb, reconocido especialista en patologías de la columna vertebral, quien acompañó el proyecto desde su concepción hasta la validación final. 

Los ensayos se realizaron en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), bajo protocolos técnicos de referencia utilizados en motocross, y permitieron testear resistencia, estabilidad y comportamiento ante impacto.

En paralelo, se llevaron a cabo pruebas funcionales en cancha con jugadores, para evaluar confort, ajuste y rango de movimiento en condiciones reales

El resultado es un protector anatómico, liviano y adaptable, que se integra al equipo del polista sin interferir con su desempeño. Su objetivo es simple y contundente: que el polo pueda jugarse con más criterio, más cuidado y mejor preparación.

SPINE no es solo un objeto: es una evolución en la cultura del equipamiento del polo.
Un avance nacido en Argentina, con proyección internacional, que demuestra cómo la ciencia puede entrar a la cancha para transformar la historia de un deporte.

Apoyos institucionales: 

| Universidad de San Andrés | Instituto Tecnológico de Buenos Aires |Sanatorio Otamendi |Medicus | Paisanos | X Cruza |

OLIVIA DE ALL: LA DISEÑADORA ARGENTINA QUE LLEVÓ LA CIENCIA AL POLO

En el universo del polo, donde la tradición lo define casi todo -desde la indumentaria hasta el modo de entrenar- las innovaciones suelen llegar con cautela. Pero a veces basta una mirada distinta para abrir una grieta en lo establecido.

Olivia De All, jugadora y diseñadora, tuvo esa mirada. Mientras cursaba la carrera de Diseño en la Universidad de San Andrés, comenzó a preguntarse por qué, en un deporte tan veloz y físico, nadie había pensado en proteger el cuello. La inquietud se la había sembrado su padre, médico clínico, que la veía jugar y se sorprendía ante la falta de cuidado en una zona tan sensible del cuerpo.

Esa conversación familiar fue el punto de partida de SPINE, el primer protector cervical diseñado para polistas. Un desarrollo argentino que une ciencia, ingeniería y diseño, y que ya cuenta con validación del Instituto Tecnológico de Buenos Aires y la Universidad de San Andrés.

Olivia creció en Buenos Aires, en una familia numerosa y curiosa. Se define como una persona presente y trabajadora, obsesionada con encontrar sentido en lo que hace. En su modo de pensar el diseño hay una premisa clara: crear con propósito. “Aprendí a dejar el ego afuera y a diseñar para las personas, no para la forma”, suele decir.

Me interpelan los proyectos que aportan valor a la vida de las personas y al mundo. Me obsesiona pensar soluciones que mejoren la experiencia humana, desde el diseño, la innovación y la búsqueda constante de propósito.”

Además del polo, practica yoga, tenis y golf. Su vida se reparte entre el campo, la ciudad y los proyectos que la inspiran, como Cuerpo y Alma, la organización que brinda asistencia médica en comunidades del norte argentino y de la que forma parte activa. “Ese trabajo me recuerda que la creatividad también puede ser servicio”, cuenta.

Con SPINE, Olivia unió dos mundos que conoce bien: la pasión por el polo y el deseo de aportar algo que trascienda lo estético. Trabajó con ingenieros, ensayó materiales, probó prototipos y ajustó cada detalle hasta lograr un producto que eleva el estándar de seguridad del deporte sin alterar su esencia.

Hoy, el desarrollo que comenzó como una idea en su cuaderno de estudiante es una innovación con proyección internacional. Y Olivia, representa una nueva generación de creadoras argentinas: las que piensan el diseño como una herramienta para mejorar la vida real

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