En la esquina tranquila de Uriarte y Nicaragua, donde Palermo se vuelve más barrial, hace casi un año abrió sus puertas Caldera, un bodegón moderno que recupera el espíritu del tapeo español con mirada contemporánea. Mesas pequeñas, copas siempre listas para el brindis y una cocina que apuesta por lo simple bien hecho: boquerones frescos, croquetas que combinan crocante y cremoso, tortilla con cebolla y chistorra, pan con tomate.
La propuesta gastronómica está a cargo de Leticia Berceruelo, una joven cocinera formada en la escuela del Gato Dumas, que supo ganarse el respeto del circuito porteño luego de su paso por Restó SCA, uno de los referentes del fine dining local. En Caldera, Leticia despliega una cocina sabrosa, directa y con raíces. No faltan los clásicos —comola tortilla o los langostinos al ajillo— pero también hay espacio para platos que juegan con la estación, los productos frescos y el ritmo relajado del tapeo.
Caldera fue parte de Tapeando, la semana que se celebró del 4 al 14 de abril en distintos puntos del país, organizada por el Gobierno de España para difundir la cultura de la tapa como forma de encuentro. Porque más allá del plato, el tapeo es un plan: es salir sin apuro, compartir varias cosas, brindar con vermut o con vino, y volver a lo simple.
Con apenas 30 cubiertos, Caldera funciona todos los días de 11 a 00. Al mediodía ofrece un menú ejecutivo contundente y accesible, y para quienes prefieren disfrutar en casa, ahora también cuenta con su versión take away y delivery: la ROTI de Caldera.
Las fotos de este artículo fueron tomadas con un Moto g54 5G de Motorola Argentina








